viernes, 1 de junio de 2018

Tu fantasma



Al recorrer los espacios compartidos, aparece tu fantasma. 
Ese fantasma que me acecha en noches perdidas, de insomnio y de pensar. Ese fantasma tan tuyo como mío. Ese fantasma de vos.
Te reconstruía constantemente habitando espacios en los que ya no estas. 
Te veía sonriendo sentada en una silla, o caminando por el interminable pasillo, trayendo paz donde solo había caos. 
Por momentos esperaba, que pasaras la puerta, que cruzaras el umbral. Esperaba, cual iluso, que de golpe, sin quererlo, de sorpresa, tus ojos se encontraran con los míos. Mis manos, hoy frías, esperaron constantemente el roce de tu calidez, mis hombros extrañaron tus manos sobre ellos.
Creo escucharte, por momentos, hablar con otra persona, o reír, o simplemente conversar conmigo.

Ya no estás.
Ya no estás, y temo no acostumbrarme.
Ya no estás, y no hay retorno.

Si pienso en el tiempo que perdí, en los momentos que deje pasar, me angustio. Porque hoy no estás, y no estarás mas.

Y de pronto, en medio de la muchedumbre, entre la brisa otoñal y las voces perdidas, apareciste. Estabas de pie, en medio de la gente, mirándome, sonriendo, como siempre, como quiero recordarte. 
Y fui feliz, pero...
¿Realmente eras vos, o, acaso era tu fantasma?

Antü.



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