Hoy yacen enterradas, mil palabras que no existen porque en su vuelo las mataste con tu mirada y tus silencios. Tal vez en algún instante recuerdes mi rostro triste, recuerdes mis ojos vidriosos del penar de mi alma. Es que quizás en el momento en que mueran las agujas del reloj será en ese instante que comprenderás que mis lamentos fueron por vos. Quizás en un tiempo, ya muerto de la espera, madures y sola te des cuenta que mis sentimientos fueron tan claros como el agua de un manantial que desborda vitalidad, y tan sinceros como estas palabras.
Hoy yacen enterradas mil historias sin contar, que así como murieron, así resucitarán. Las historias tuyas y mías que jamás volverán, porque se fueron demasiado lejos para ya no regresar, huyeron de tus ojos que la despreciaban, huyeron de mi boca, que las malgastaban y tal vez en algún instante en que las agujas intenten latir, será en ese instante que volverán y cavarán en tu pecho, mi nombre para que jamás olvides que te amé y que nunca te diste cuenta.
Antü
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